El brutal ajuste al que se está viendo sometido el sector bancario ha provocado que, entre 2008 y 2012, se hayan producido cerca de 60.000 despidos, según los datos del Banco de España. Se trata de un ajuste que todavía no ha finalizado y las previsiones apuntan a que otras 17.000 personas podrían perder su empleo en el sector a lo largo de 2013. Si nos centramos en Galicia, el panorama no es mucho más alentador. Sólo en Novagalicia Banco, el ERE que aplicó la entidad en el mes de febrero de este mismo año ha dejado sin trabajo a unos 2.250 empleados, que sumados a los ajustes en otras entidades como Bankia o en Pastor, tras su integración con Popular, pueden hacer que unos 3.000 empleados de banca engrosen las listas de paro en nuestra comunidad sólo este año.
Esta es la realidad. Por todos es conocido que el sector bancario está sobredimensionado, con exceso tanto en el número de oficinas como en los costes generales. Se trata de un sector que no se ha adaptado todavía plenamente a las nuevas tecnologías que hoy facilitan y mejoran la calidad de vida de todos y cado uno de nosotros, entre otras cosas porque nos permiten ahorrar tiempo y dinero, aunque ya se han dado algunos pasos. Sin ir más lejos, podemos llevar nuestro banco en el móvil o en el iPad.
Aunque no podemos desdeñar la nueva realidad, seguimos necesitando a esa persona cercana y de confianza para asesorarnos y cuidar nuestra salud financiera. Esa persona que nos va a ayudar a ahorrar, a tener un control eficaz y necesario de nuestras finanzas.
Humildemente, creo que la solución pasa por un nuevo modelo de banca en el que los clientes puedan disponer de todos los servicios de forma sencilla, cómoda, rápida y barata. Pero este nuevo modelo no tiene por qué estar reñido con los servicios que puede prestar un asesor financiero que nos escuche, aconseje y guíe a la hora de gestionar nuestros ahorros e inversiones. La figura del planificador financiero profesional en España ha existido sólo para unos pocos, y hasta la fecha parecía que no estaba al alcance de la familia de clase media. En este sentido, no hace falta ni recordar las consecuencias que ha tenido para miles de pequeños ahorradores de Galicia y de toda España la contratación de productos que no se adecuaban al perfil de un inversor que no disponía de toda la información relevante a la hora de tomar una decisión de tal calado.
Sin embargo, esta situación puede cambiar y el asesoramiento financiero se puede convertir en una de las profesiones del siglo XXI. Estoy convencido que una mayor parte de las casi 1.050.000 familias gallegas valorarían tener a su lado un profesional que les ayudara a sacar el mayor partido en sus finanzas personales a través del ahorro y la inversión. Lo vemos con nuestros clientes que valoran cada vez más la confianza, el asesoramiento independiente y la comodidad.
Las cosas en este ámbito están cambiando y evolucionando. El propio cliente ya ha cambiado su percepción y los profesionales del asesoramiento debemos responder mejorando nuestra formación y demostrando la independencia a la hora de dar consejos de asesoramiento a los clientes.
Dositeo Amoedo Coordinador del Postgrado en Asesoramiento Financiero de la Universidad de Vigo y delegado de EFPA en Galicia.
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